El viajero que avanza por la carretera Nacional VI, que une Madrid con León, Asturias y Galicia, encuentra al oeste de la ruta, a 126 kilómetros de Madrid, a una ciudad de numerosas torres, en cuyo recodo noreste pervive el viejo castillo.
El castillo es un recuerdo de aquel pasado esplendor. Sirvió como punta de lanza defensiva de la ciudad, cuyas murallas confluían allí. Fue cárcel para personajes célebres, como Guillermo de Nassau, príncipe de Orange, y lugar de residencia de ilustres huéspedes, como Isabel La Católica, quien pasó aquí parte de su infancia.
El núcleo viejo de Arévalo se articula sobre la base de tres plazas: la de la Villa, sugerente ejemplo de arquitectura popular castellana medieval, flanqueada por tres torres mudéjares; la del Arrabal donde se celebraban mercados y ferias ya en la lejana Edad Media; y la Real, con un convento, antiguo palacio. En todas ellas, destacan las casas porticadas y de estructura tradicional.
La historia de Arévalo es rica en acontecimientos como la estancia de Isabel la Católica durante su infancia, la firma del Tratado de Tordesillas entre España y Portugal o la presencia de linajes ilustres de Castilla: los Trastámara, Briceños, Rio Ungría que ha dejado numerosos palacios en su urbe.
No puede dejar de citarse, muy cerca de la ciudad, La Lugareja, otra iglesia mudéjar, extraordinaria, de triple ábside y notable trabajo. Es lo que queda de un viejo monasterio cisterciense de la Trapa. Así mismo confluyen diversas Rutas importantes, como la Valenciana del Camino de Santiago; la del Mudejar, siendo uno de sus ejemplos más destacados en el Sur de Castilla; o la Cañada Real Burgalesa.
La Barrica de la Oca
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martes, 22 de abril de 2008
Arévalo
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