La Barrica de la Oca

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lunes, 28 de julio de 2008

Umbrías

Comienza la historia a principios del Siglo X, Alfonso III divide sus estados, tomando el reinado de León García, Ramiro de Asturias y Ordoño de Galicia. Años después su nieto Ramiro II (925-951) persigue a los árabes por toda la cuenca del Tormes destrozándolos por fin en la Vega del Escobar, empujando los ejercitos hasta la línea del Tajo. Durante la batalla, asegura la tradición que Ramir, como le llamaban los árabes, estableció su camapamento en Casas del Rey. Hustias (Justias) fue el lugar dónde se celebraron las victoias. Poco o nada hay escrito sobre la historia del municipio, lo que sabemos nos ha llegado de boca en boca de nuestros antepasados.
Recuerdan los vecinos haber oído hablar a sus padres o abuelos de quiénes eran esos "María y Pedro" que dan nombre al pueblo, probablemente sea el de los primeros pobladores de este lugar, aldea de pastores que, junto a las Hustias, es el emplazamiento de mayor antigüedad de todos los anejos que forman el municipio de La Umbría. El pueblo de las Casas de Maripedro tiene una estructura muy similar al de las Hustias; se trata de una pequeña agrupación de casas de labradores, que forman un corrillo dejando en el centro una pequeña plaza, donde se agrupan las viviendas, y, a las espaldas de éstas, se encuentran ya más abiertas al bosque y a los prados y huertos las casas para el ganado, que en muchas ocasiones tienen comunicación interior con las viviendas. Remontandonos en la memoria de los vecinos, se calcula que a principios de siglo, allá por 1900, podrían vivir en las Casas de Maripedro alrededor de 90 personas, cifra nada despreciable si consideramos que hoy habitan durante todo el año no más de 12 vecinos. Por entonces, y durante la primera mitad de este siglo, la principal actividad en este pequeño enclave era el pastoreo. Cada familia reunía un pequeño rebaño de unas 20 ovejas más o menos, según su situación económica. Estas ovejas eran más antiguamente de la raza merina, pero más tarde fueron sustituidas por las churras, porque daban mejores resultados (más carne, mejor lana y en más cantidad además de partos dobles). Durante el invierno, las ovejas eran atendidas por su dueño, y dormían en las cuadras que cada familia tenía cerca de la casa. Llegado el buen tiempo, se reunían todas las ovejas del pueblo en un sólo rebaño, que pasaba las noches atendidas por un pastor, labor que desempeñaban los amos del ganado de manera rotativa. El rebaño dormía cada noche en una finca para abonarla con sus excrementos. Se montaba una red de cuerda sujeta en postes de madera, que se podía transportar fácilmente y hacía las veces de redil. Se hacía de la siguiente manera: por cada 10 ovejas que tenía un propietario, el rebaño pasaba una noche en una de sus fincas. El pastor era ayudado en su labor por unos buenos perros mastines también de propiedad común.

Si en alguna ocasión los lobos atacaban el rebaño, se organizaban batidas entre los dueños del ganado para ir a cazarlos, pero de esto los vecinos de hoy sólo han oído contarlo, porque en sus tiempos de juventud los lobos ya escaseaban por estas tierras. Cuentan que en una ocasión un vecino llego desde La Nava huyendo de los lobos. Cuentan también que un mozo de las Casas del Abad, que tenía la novia en Santiago de Aravalle, salió una noche de la casa de sus padres, cogiendoles la llave de debajo de la almohada sin que despertasen, y pasado un rato los padres se despertaron alarmados oyendo grandes gritos y aullidos, y cuando quisieron encontrar a su hijo ya sólo quedaban de él sus botas, porque los lobos se lo habían comido.
En el mes de Junio se esquilaba a todas las ovejas, y en el pueblo había dos o tres hombres dedicados a este oficio, que después de esquilar las ovejas del pueblo se bajaban a Extremadura a esquilar los rebaños de esas tierras. La lana era una fuente de ingresos importante para las familias, la que no se vendía se utilizaba para hacer colchones o empapadores para la cama de los niños pequeños con la piel de los corderos. Más antiguamente la lana se hilaba para tejerla, labor desarrollada por las abuelas. Ya entrado el verano se subían los rebaños a la Sierra de La Campana o la de La Cancha, para dejarlos en los agostaderos, donde permanecían durante toda la época estival. Los pastores llevaban consigo unos "chozos desmontables", que estaban formados por una estructura de tres palos unidos por un extremo con una cubierta de paja de centeno (bálago), que les servía de refugio durante la noche y eran fáciles de transportar. En aquel entonces las vacas sólo se utilizaban como animales de trabajo, en concreto la vaca bociblanca, que se usaba para la yunta de arar. Cada familia tenía su pareja de vacas para las labores del campo, y había un toro semental, de propiedad común, para montar a todas las vacas del pueblo. Este toro era asistido de manera rotativa por todos los vecinos que tenían vacas. En lo que se refiere a las labores del campo, entonces se sembraban todas las huertas, la mayoría de ellas se pueden ver hoy día baldías. Se sembraban principalmente de trigo, centeno y cebada, que una vez cosechados se llevaban al molino de La Canaleja donde se molían para ser utilizados como pienso para el ganado. Al molinero se le pagaba con dinero o con parte de la harina obtenida. También se sembraba lino. Una vez cosechado se llevaba al río a mojarlo, se dejaba secar, se machacaba para quitarle la cáscara y después se "espadaba" (se golpeaba con una espada de madera bien afilada sobre el gramellón, una pieza angular también de madera) hasta sacar los "tascos" (esto es, los hilos más bastos que se les ponían a las gallinas para que hiciesen sus camas), de manera que quedaba sólo el hilo, que era hilado y cocido en calderos con ceniza para blanquearlo, después se devanaba (hacían madejas) y lo llevaban a tejer.

Normalmente en cada casa había un horno de leña, utilizado por las mujeres para cocer el pan y los dulces. Esto se hacía cada 10-12 días, conservándose el pan en unas nasas de paja. La levadura (recentadura) se iba pasando de vecina en vecina, que utilizaba una parte para hacer su masa y añadía algo a la levadura común, para que la siguiente siempre tuviese levadura fresca. También se cocía pan de centeno para alimentar a los perros, y si corrían malos tiempos, para consumo humano. Más tarde cuando los hornos de cada casa se fueron perdiendo por uno u otro motivo, se construyó un horno común en el pueblo, hará 50 años, que en la actualidad aún se conserva. Entonces las vecinas se iban turnando para utilizarlo. Cuando ya se había cocido el pan y el horno aún estaba caliente, se metían pucheros con "peros" (manzanas) a cocer, lo que hacía las delicias de los más pequeños.
Cuentan los vecinos que las Casas era un pueblo donde gustaba el vino: "El que no bebe vino, el diablo se lo lleva por otro camino." Iban al pueblo de Tornavacas con sus pellejos a aprovisionarse de tan valorada bebida. También se traía de Extremadura aceite, pimentón y otros productos de necesidad que no se daban en la comarca. Había un comerciante en La Venta de las Veguillas que se dedicaba a traer estos suministros. Pero sobre todo funcionaba el trueque, los vecinos de Tornavacas traían uvas, higos, tomates naranjas, y las cambiaban por patatas, centeno, manzanas...

martes, 17 de junio de 2008

Zorita de los Molinos

Podemos encontrar vestigios de varias civilizaciones distintas en Zorita de los Molinos. Claro ejemplo de ello es la civilización celta, que aunque en el término de la actual Zorita no contemos con ninguno de sus vestigios, si es cierto que en el término municipal que conforma junto con Mingorría, se encuentren dos piezas características de la cultura de los vettones, dichas piezas son dos esculturas zoomorfas denominadas verracos, que se encuentran en un paraje elevado dominado por un ermita dedicada a Nuestra Señora del Rosario, y que probablemente pertenecería a otra población, en otro tiempo absorbida por Mingorría. Dichas esculturas no se encuentran en este lugar por casualidad, ya que dicho templo probablemente sería construido sobre un lugar de culto o mágico para aquellas gentes, que posteriormente fuera declarado como un lugar pagano para el cristianismo y se decidió posteriormente la construcción de la dicha ermita para su sacralización. Uno de estos verracos permanece en su posición normal clavado en el suelo, mientras que el segundo se encuentra incrustado en una de las esquinas del templo.
Otra de las herencias que nos dejó la cultura vettona en las cercanías de Zorita fue el castro de "Las Cogotas", en el vecino término municipal de Cardeñosa, este castro es uno de los más importantes y más conocidos de la Provincia de Ávila, ya que fue exhaustivamente investigado a principios del S.XX por el estudioso Cabré y su buen acceso desde la capital le hace fácilmente accesible. También en la vecina población de El Oso nos encontramos con otra escultura similar a las de Mingorría en los aledaños de la Iglesia Parroquial, se trata de un verraco de dimensiones parecidas que pudo dar nombre a la población.
De la presencia romana en nuestro pueblo se conservan los restos de un viejo puente, del que actualmente sólo permanecen los pilares de mampostería y ladrillo, de una construcción que probamente contaría con seis arcos o más. Dicho puente sería parte de la vía que partía de Ávila en dirección Norte hacia Cardeñosa y, muy posiblemente, de ahí hacia Arévalo, salvando dicha construcción el obstáculo que supondría el encajonado río Adaja. Es fácilmente visitable la ya mencionada vía desviándonos por la carretera que une Cardeñosa con la capital, ya que se encuentra debidamente señalizada. La cercana ciudad de Ávila y la villa de San Pedro del Arroyo, son también claros ejemplos de los magníficos legados que esta civilización dejó en nuestras tierras.
Por otro lado, encaminándonos más en el tiempo, los restos visigodos y de su cultura con los que contaba Zorita ya no pueden ser estudiados y mucho menos visitados, ya que sobre este antiguo asentamiento, hoy se encuentra una explotación arenera que ha eliminado totalmente su ubicación.
De la dominación musulmana queda impregnada toda la arquitectura popular de los pueblos pertenecientes a la Comarca de "La Moraña", la utilización del ladrillo y la similitud en la construcción de sus iglesias son sus características predominantes.
Tras convertirse en la llamada "Tierra de nadie" por ser territorios fronterizos, de la llegada de los repobladores cristianos no tenemos ninguna documentación que concrete el establecimiento de éstos en dicho lugar.
Probablemente, las primeras noticias que nos encontramos plasmadas sobre el lugar de Zorita en un documento, sean las referentes al enfrentamiento que mantuvieron los expulsados tras las revueltas producidas en la ciudad de Ávila por los diversos pobladores que en ella se instalaron, relatando el enfrentamiento que tuvo lugar en el llamado "castaño de Çorita".
Otro documento que nombra dicho pueblo es la Consignación de rentas ordenada en 1250, por el cardenal de Lyon Gil Torres al obispado de Ávila.
Çorita aparece en diversos documentos en el pago de las alcabalas e impuestos como lugar perteneciente eclesiásticamente al Sexmo de San Juan, junto a lugares colindantes como Sant Leonardo, Cardeñosa, Guterrendura, Ferrand Sancho, etc. Documentación medieval que se puede consultar en el Archivo General de Simancas.
A partir del Concilio de Trento contamos con una densa y valiosa plasmación de datos en los libros parroquiales que se encuentran custodiados en el Archivo Diocesano de Ávila, que ha día de hoy no han sido verdaderamente consultados y estudiados, y que probablemente arrojaran miles de datos necesarios para comprender la historia de dicha población desde esta época hasta la actualidad.

jueves, 22 de mayo de 2008

Vídeo de Ávila

Bueno, aquí un vídeo que está bastante bien sobre Ávila, aquí unos amigos:


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